3 diciembre, 2024

Dirigido por Antonio Dorado. Apaporis contra Hollywood

Por: Juan David Torres Duarte. El Espectador. Febrero 26 de 2012.

No es común que un documental entre en las carteleras de cine. ‘Apaporis, secretos de la selva’ lo hizo. Un diario de viaje por las culturas que habitan a la sombra de este río.

Sólo podían grabar de tanto en tanto y de un modo selectivo. Querían tomarlo todo: la niebla baja apeñuscada entre rocas altivas, los ramajes enredados y el follaje que sólo dejaban ver el paso pero nada del camino, los entresijos de la medicina indígena. Sin embargo, Antonio Dorado —cineasta, profesor, director de la película El rey— se encontraba en medio de la selva que bordea el río Apaporis y en las comunidades indígenas donde se hospedaron dependían de las plantas eléctricas para recargar las cámaras. Y las plantas eléctricas, a su vez, dependían de gasolina.

Esa fue una de las dificultades —una— que tuvo que afrontar Dorado durante la grabación de Apaporis, secretos de la selva, que ya cumplió su segunda semana —exitosa— en cartelera.

Sin embargo, cuenta Dorado, muchos no pensaban que el documental superara la primera semana en medio de la oferta de Hollywood. Ahora algunas salas de cines han pedido copias y el trabajo, luego de casi siete años, comienza a dar resultados.

El documental, dirigido y escrito por Dorado, es un diario de viaje por las culturas que habitan alrededor del río Apaporis, sus celebraciones y creencias. Dorado, siempre en un tono personal, hace un recorrido histórico de la zona, cercana a Mitú, cercada desde siempre por la guerrilla. Da cuenta de varios problemas: la explotación del oro, el caucho y el coltán; la búsqueda de hidrocarburos; la violencia que encierra la zona. Mientras tanto, los indígenas continúan su vida, exponen sus ritos.

—Yo iba como un observador —asegura Dorado— y creo que es la validez que tiene la historia. No quiero ser explorador ni parecer serlo. Es más un viaje personal sobre nuestras propias raíces.

El río

Hace un par de años, una amiga puso en sus manos El río, el relato que el antropólogo Wade Davis escribió sobre su maestro Richard Evan Schultzes, que se internó en la selva del Apaporis y realizó algunas investigaciones etnobotánicas en los años cuarenta. Dorado leyó, subrayó, siguió leyendo. Tuvo la idea de hacer un documental, pero lo veía complicado. Comentó el libro con otro amigo, que tiempo después lo llamó y le dijo: “Antonio, estoy aquí con Wade Davis”.

—Y empecé a conversar con Davis —dice Dorado— y sentí una cosa extraña: no era sólo yo quien buscaba el proyecto, sino que ese proyecto me estaba buscando a mí también.

Fue entonces cuando presentó su proyecto y ganó la convocatoria del Fondo de Desarrollo Cinematográfico del Ministerio de Cultura. En 2007, Dorado y un equipo de ocho personas —camarógrafos, asistentes de cámara, un antropólogo, un sonidista, otro más que hacía trabajo de campo— viajaron hasta Mitú.

Estuvieron allí diez días. Era la primera vez que Dorado se asomaba a este bosque copioso, pero iba preparado: se había entrenado tres meses en un gimnasio y llevado varios alimentos para no perder sus capacidades. Luego abordaron un vuelo chárter que resistía poco peso; tuvieron que ir sólo con lo necesario. Y aterrizaron en una pista terrosa que significó el inicio de una aventura de 17 días entre el río y el boscaje del Apaporis.

¿Salvar las culturas?

En ese período Dorado se internó con varias comunidades, filmó sus bailes, dibujó sus máscaras, se adentró en las malocas, registró la preparación del curare, vio a un indígena revivir un pájaro atravesado por una flecha. Y recordó también que en esta zona, años atrás, muchos fueron esclavizados para trabajar el caucho y que ahora la minería está interesada en abrir socavones allí, en medio de la selva.

Por eso, Dorado piensa que estas culturas deben ser rescatadas, sobrevivir a la vorágine del mundo occidental. ¿ No es esa una idea muy romántica?

— Hombre, ojalá fuera así, ojalá existiera esa actitud romántica —dice Dorado, serio— . Lo que hay entre los colombianos es desprecio por los indígenas. Se los mira como el patio trasero. En esa zona también hay otras riquezas: el oro, el coltán, los hidrocarburos. ¿Hasta dónde le estamos apostando a que algunas empresas mineras saquen esos recursos y se enriquezcan unos pocos?

Luego dice:

—Ojalá se pueda hacer algo por estas comunidades, sin tomarlos como “pobrecitos”. Ellos son muy independientes y fuertes y hay que respetarlos, porque el asunto de toda esta economía galopante y arrasadora puede ser brutal.

Nota de Casa del Cauca: José Antonio Dorado Zúñiga, nació en Bolívar Cauca, Macizo Colombiano.

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