Esta degradación ecosistémica es una de las mayores preocupaciones de los investigadores. El macizo no solo es un hábitat permanente para diferentes especies, sino que, en el caso de la oncilla o tigrillo nebuloso (Leopardus pardinoides), es un corredor biológico vital para su supervivencia. Este pequeño y desconocido félido está asociado a los bosques andinos, por lo que sus poblaciones en Colombia se dividen en las tres ramificaciones de la Cordillera de los Andes. En este sentido, el macizo es esencial para que exista un flujo entre las cordilleras y de esta manera la oncilla pueda tener poblaciones estables. En otras palabras, si esta región no existiera, la especie quedaría aislada en tres lugares diferentes, lo que traería grandes repercusiones para su supervivencia.
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